¿Diversidad funcional o discapacidad?

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Diversidad funcional es un término alternativo a “discapacidad” que ha empezado a utilizarse en los últimos años por parte de algunas asociaciones y cuyo objetivo es eliminar las connotaciones negativas que conllevan expresiones como “invalidez”, “minusvalía” o “incapacitación”. Los medios de comunicación, los textos jurídicos y el lenguaje de la calle contribuyen cada día a crear una imagen de este colectivo como personas menos válidas, con la utilización constante de expresiones como “plazas para minusválidos” o “ayudas para personas dependientes”. El término “diversidad funcional” fue acuñado en 2005 por Javier Romañach Cabrero (1962-2018), un activista social e inventor, que a los 28 años sufrió un accidente de tráfico que le provocó una tetraplejia. Romañach utilizó por primera vez el término “diversidad funcional” durante una reunión de la organización internacional «Foro de Vida Independiente”.

 

Un cambio semántico que impulsa una nueva manera de entender la discapacidad

El cambio semántico ha significado también la definición del llamado Modelo de la Diversidad, una nueva propuesta que propone la eliminación del término “personas con discapacidad” para ser sustituido por “personas especiales”. La razón de esta propuesta reside en la idea que se ha ido construyendo en la sociedad sobre las personas con discapacidad basada en que son personas “disminuidas” o “inferiores”. El lenguaje ha contribuido a la discriminación hacia las personas que presentan diferencias físicas o psíquicas derivadas de enfermedades, herencia biogenética o accidentes. Los impulsores de esta iniciativa están convencidos de que el lenguaje es una poderosa herramienta de transformación. Si se cambia el término que describe una realidad, esa realidad también cambiará porque será percibida de otra manera. “Orgullo gay” o “cultura afroamericana” son algunos ejemplos que demuestran que el lenguaje contribuye a acelerar procesos de cambio dentro de nuestra sociedad.

El Modelo de Diversidad Funcional también propone el abandono del término “capacidad” por considerarlo limitativo y discriminatorio. La noción de capacidad presupone que las personas con algún tipo de discapacidad no son personas capaces, y por extensión, esa apreciación distorsionada convierte a estas personas en no aptas para cualquier tipo de tarea, sea cual sea. Sin embargo la diversidad funcional no se limita a una visión binaria de los seres humanos (capacitados y discapacitados) sino plantea un modelo donde tienen cabida por igual todos los seres humanos con independencia de su raza, orientación sexual o religión.

 

La diversidad funcional: resaltar el lado positivo de una realidad humana

En la actualidad el término oficial para referirse a las personas con diversidad funcional es “personas con discapacidad”. Es el término utilizado por la Organización Mundial de la Salud en la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud y el que utilizan la mayoría de las asociaciones que representan a este colectivo. En España, entidades como el CERMI (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad) utiliza también el término “discapacidad” e incluso lo prefieren a “diversidad funcional” porque consideran que este último resulta un tanto confuso y no describe la realidad del colectivo y de su movimiento social.

Sin embargo, el término “diversidad funcional” cada día tiene más defensores, que observan en esa nomenclatura una nueva visión no peyorativa y más positiva, porque no se asocia a enfermedades, deficiencias o retrasos.

Además el término “diversidad funcional” no niega la evidencia de que se trata de personas que pertenecen a un colectivo minoritario que realiza algunas de sus funciones de manera distinta a la mayoría de la población.
Sin duda el debate está servido y la irrupción del término “diversidad funcional” viene a insistir en los prejuicios que aún subsisten en nuestra sociedad a la hora de analizar la realidad de un colectivo que sólo en España está formado por casi cuatro millones de personas.

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Juan Lozano
Convencido de que el único modelo posible de colaboración en nuestra sociedad es aquel que busca un equilibrio para que todas las personas cubran sus propias necesidades, en contra del modelo de la competencia y la obsesión por ganar dinero sin importar cómo se gana. En el año 2007 fundó junto con otros amigos y empresarios el Centro Especial de Empleo Vivva.

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