La búsqueda de un empleo estable y debidamente remunerado supone un difícil reto para gran parte de la población española, pero en el caso del colectivo de mujeres con discapacidad el reto suele convertirse en una misión imposible.
Según datos de COCEMFE, (Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica), el 60% de las personas con discapacidad son mujeres. A la hora de encontrar trabajo, su discapacidad, sumada a su condición de mujer, evidencia la doble discriminación que sufre este colectivo en nuestro país. Incluso muchas de ellas, en concreto el 72%, reconocen que renuncian a intentar encontrar empleo porque están convencidas de que nunca lo conseguirán debido a su discapacidad.
Es evidente que el colectivo de mujeres discapacitadas necesita un gran apoyo para facilitar su acceso al mercado laboral, tanto por parte de las instituciones públicas como por parte de las empresas. Entre los objetivos más urgentes destacan la necesidad de una mayor visibilidad y la lucha contra las conductas paternalistas protectoras que anulan a las mujeres con discapacidad.
En España la tasa de desempleo de las mujeres con discapacidad alcanza el 84%, según una encuesta realizada conjuntamente por el INE, IMSERSO y Fundación ONCE. Esa cifra prácticamente duplica a la tasa de desempleo entre los hombres con discapacidad, pero no es el único dato que llama la atención. El dato más alarmante es que el 76,41% de las mujeres con discapacidad laboral se clasifican como “inactivas”, es decir, que están fuera de los circuitos de formación e inserción laboral, mientras que entre los hombres este dato es de un 59,4%.
Otro dato que aporta claridad en cualquier análisis es que sólo el 2,7% de las mujeres discapacitadas tienen formación universitaria y un 3,6% no tienen estudios de ningún tipo. Tanto en mujeres como en hombres con discapacidad, la formación suele ser media-baja, y el 80% de los empleos que desempeñan las personas con discapacidad son de cualificación baja o media en relación con su nivel de estudios.
Sin embargo, la brecha más visible que existe entre hombres y mujeres con discapacidad se encuentra en el salario: las mujeres perciben un 14,7% menos que sus compañeros varones.
Para luchar contra esta doble discriminación es esencial la labor de los Centros Especiales de Empleo, que fomentan y canalizan la integración laboral de las mujeres con discapacidad. Vivva es un centro especial de empleo desde el que intentamos promover y gestionar la contratación de mujeres con discapacidad a través de una amplia gama de servicios que cubren desde el asesoramiento legal hasta el seguimiento y acompañamiento en el puesto de trabajo.