En España, las mujeres con discapacidad se siguen enfrentando a una lucha constante por su inclusión en el mercado laboral. A pesar de los avances en materia de igualdad de género y de derechos de las personas con discapacidad, los datos siguen revelando una profunda brecha de empleo que afecta a este colectivo. Según un informe reciente de la Fundación Eurofirms, solo una de cada cuatro mujeres con discapacidad en edad laboral tiene un empleo en el país, lo que se traduce en una tasa de empleo del 26,8%. Esta cifra es alarmante y pone de manifiesto la persistente discriminación que las mujeres con discapacidad experimentan a la hora de acceder al mercado laboral.
Una brecha que persiste
El 26,8% de mujeres con discapacidad que se encuentran trabajando en España es una cifra preocupante cuando se la compara con los índices de empleo de la población en general y con los hombres con discapacidad. La tasa de empleo de las mujeres con discapacidad es significativamente más baja que la de los hombres con discapacidad y también se sitúa muy por debajo de la media nacional de empleo. De hecho, el informe de la Fundación Eurofirms destaca que la diferencia de empleo entre las mujeres con discapacidad y los hombres sin discapacidad alcanza un 31%, lo que evidencia una discriminación estructural basada tanto en el género como en la discapacidad.
El informe señala que, en términos absolutos, alrededor de 841.000 mujeres con discapacidad se encuentran en edad de trabajar en España. Sin embargo, la tasa de empleo para este colectivo sigue siendo insuficiente y muestra que, aunque se han dado pasos en la inclusión de personas con discapacidad en el mundo laboral, el camino aún está lejos de ser el adecuado.
La doble discriminación: mujer y persona con discapacidad
Una de las principales razones de esta baja tasa de empleo radica en la discriminación múltiple que enfrentan las mujeres con discapacidad. La intersección de género y discapacidad crea una doble barrera: por un lado, las mujeres en general siguen enfrentándose a dificultades en cuanto a igualdad salarial, acceso a puestos de responsabilidad y condiciones laborales justas; y por otro lado, las personas con discapacidad se enfrentan a prejuicios, estigmatización y falta de accesibilidad. La combinación de estos dos factores agrava la situación para las mujeres con discapacidad, quienes se ven excluidas de muchas oportunidades laborales solo por su condición.
De acuerdo con los datos del informe, un 59% de las mujeres con discapacidad ha experimentado discriminación laboral debido a su condición, lo que demuestra cómo las barreras sociales y culturales siguen influyendo en el acceso al empleo de este colectivo. Las mujeres con discapacidad también se enfrentan a mayores dificultades para encontrar trabajo estable, ya que a menudo se las discrimina no solo por su género, sino también por las suposiciones erróneas sobre sus capacidades laborales.
La discriminación según la edad
El reto es aún mayor para las mujeres mayores de 45 años. En este grupo de edad, solo el 50% de las mujeres con discapacidad se encuentra empleada, lo que refleja la discriminación por edad a la que también están sometidas las mujeres con discapacidad. Esta situación es más grave aún cuando se observa que un alto porcentaje de estas mujeres empleadas tienen contratos temporales, lo que genera inestabilidad laboral y económica. La discriminación por edad se suma a la discriminación por género y discapacidad, creando un panorama especialmente complicado para este grupo de mujeres.
La situación también está marcada por la escasa presencia de mujeres con discapacidad en puestos de responsabilidad o en sectores de alto nivel, lo que refleja la falta de oportunidades de crecimiento profesional y la dificultad para acceder a un empleo digno.
Las barreras tecnológicas y la alfabetización digital
Otro de los factores que contribuyen a la desigualdad laboral de las mujeres con discapacidad es la falta de alfabetización digital. En un mundo cada vez más digitalizado, las personas con discapacidad, especialmente las mujeres, se encuentran en una clara desventaja. El informe revela que más del 90% de las mujeres con discapacidad tienen un nivel bajo de alfabetización digital, lo que les impide acceder a muchas de las oportunidades laborales que surgen en el ámbito digital. Esta brecha tecnológica es otro obstáculo que dificulta aún más la inclusión laboral de las mujeres con discapacidad.
Además, la falta de accesibilidad en muchos entornos de trabajo, la escasez de adaptaciones laborales y la ausencia de medidas inclusivas dentro de las empresas también contribuyen a esta problemática. Las mujeres con discapacidad necesitan entornos de trabajo más inclusivos que les permitan desarrollar su potencial sin barreras, y esto requiere un esfuerzo conjunto entre empresas, instituciones y la sociedad en general.
Iniciativas para promover la inclusión
A pesar de los desafíos, existen iniciativas que buscan promover la inclusión laboral de las mujeres con discapacidad. Un ejemplo de ello es la labor que desarrollan los centros especiales de empleo, que tienen como uno de sus principales objetivos el apoyo a las mujeres con discapacidad para facilitar su inclusión laboral. Este tipo de iniciativas son esenciales para ayudar a este colectivo a superar las barreras laborales, proporcionarles herramientas para acceder a un empleo y mejorar sus condiciones laborales.
Sin embargo, es crucial que tanto el sector público como el privado redoblen sus esfuerzos para garantizar que las mujeres con discapacidad tengan las mismas oportunidades de empleo que el resto de la población. Las políticas públicas deben seguir avanzando en la creación de un marco normativo que fomente la inclusión, la accesibilidad y la igualdad en todos los aspectos del mercado laboral.
Un futuro de igualdad
En resumen, la situación laboral de las mujeres con discapacidad en España sigue siendo un reto pendiente. La discriminación por género y discapacidad crea una doble barrera que limita las oportunidades de empleo de este colectivo. Es necesario seguir trabajando para eliminar estas barreras y garantizar que las mujeres con discapacidad tengan las mismas oportunidades de acceder a un empleo digno, estable y bien remunerado. Solo así se podrá lograr una verdadera igualdad en el acceso al mercado laboral y, en última instancia, en la sociedad en su conjunto.
Para alcanzar este objetivo es esencial la labor de centros especiales de empleo como Vivva, que conecta a empresas con trabajadores con discapacidad, alcanzando juntos objetivos comunes.